domingo, 10 de agosto de 2014

SOBRE EL NOMBRE DE LA CIUDAD IBÉRICA Y ROMANA DE VILLAJOYOSA Y LA UBICACIÓN DEL TOPÓNIMO ALONÍS/ALONAI/ALLON. 6ª PARTE.




6ª PARTE

LVCENTVM XXV, 2006

SOBRE EL NOMBRE DE LA CIUDAD IBÉRICA Y ROMANA DE VILLAJOYOSA Y LA UBICACIÓN DEL TOPÓNIMO ALONÍS/ALONAI/ALLON
Antonio Espinosa Ruiz
Área Municipal de Arqueología, Etnografía y Museos de Villajoyosa
Área de Arqueología, Universidad de Alicante

En la primera parte de este artículo, el autor presenta un resumen del mismo, revisando la argumentación que en su día realizó en su Tesis doctoral.


La primera mención a Alonís la encontramos en Artemidoro de Éfeso, un geógrafo griego que viajó a España hacia 100 a.C. y que, según el resumen de su obra redactado por Esteban de Bizancio hacia 520, habla de aquélla como «isla y ciudad de Massalia», afirmando que el gentilicio es «alonitas». La misma Alonís puede ser, como apuntábamos al principio, una de las «tres fundaciones de massaliotas» de las que «la más conocida es Hemeroskopeion», a las cuales alude Estrabón (III, 4, 6) en el siglo I a.C. –P. Moret (2000, 254) opina, sin embargo, que la Alonís de Artemidoro «n’a probablement rien à voir avec le pasaje de Strabon concernant les «trois petites villes massaliotes»».
Sobre estas supuestas colonias existen serias dudas por la mayor parte de los investigadores (Tarradell, 1965; ídem, 1988, 75-81; Morel, 1966; Martín, 1968; Llobregat, 1969; Uroz, 1981, 254-256; Pena, 1989), aunque algunos autores aceptan su existencia (vid. Rouillard, 1991). En general, como hemos visto más arriba, se tiende a admitir la posibilidad de pequeños establecimientos o barrios helénicos de carácter comercial inmersos en poblaciones ibéricas costeras.
E. A. Llobregat (1983b, 238-239) interpretó Alternum como «otro camino, desvío», una alusión a esta vía secundaria costera, que según él volvería a su origen desde su hipotético final en Dianium, pero que, según otros investigadores, supondría la ruta alternativa para descender hacia los territorios del sur, conectando las ciudades costeras de Dianium y Lucentum (Arasa y Rosselló, 1995; Brotons, 1996) –nosotros mismos apoyamos esta hipótesis en anteriores ocasiones (vid. Espinosa 1996) –.
Brotons (1996, 71) interpreta la Allon del Ravennate como una transliteración al latín del pronombre griego y por tanto como una anotación del compilador para indicar un camino distinto a la Vía Augusta.
Corell (1999, 176) aprovecha esta lectura para ir más allá, y proponer que Alterum/Alternum/ Asterum son una traducción al latín de lo que en realidad no era un pronombre traducible, sino el nombre de una ciudad, Allon. El principal problema que plantea esta interpretación es que, en este caso, Allon aparecería citada por tres veces en el libro IV del Ravennate, bajo distintas formas (Asterum, Leones y Allon), y por dos veces en el libro V y en la Guidonis Geographica. J. Corell desarrolla una interpretación pormenorizada de esta hipótesis (1999, 178-179), que ofrece una posible explicación al problema, aprovechando la interpretación de Celeret/Celeris/Celeri del Ravennate y de Guidonis Geographica planteada por Antonio Poveda (1991, 69) como «camino más rápido», es decir, como un atajo. Éste, según la interpretación de Corell, se dirigiría a Lucentum desde un punto indeterminado de la calzada principal, entre Ad Ello y Aspis, y desde allí hacia Allon; mientras Poveda interpretaba el tramo más rápido (celeris) como el que cruzaría la sierra de Crevillente por el antiguo camino de Castilla –propuesto como trazado de la vía por V. Gonzálvez (1974).
Otra opción, que planteamos aquí, es que Celeris indique un punto (en el entorno de Aspis, que ya no mencionan el Ravennate ni la Guidonis Geographica) en el que hubiese un atajo a través de la sierra del Tabaià hacia Ilici, mientras el otro ramal (quizá el principal, más cómodo pero considerablemente más largo y, por tanto, más lento) rodeaba la sierra por el este y permitía alcanzar Lucentum y desde allí Villajoyosa (Allon) o bien bajar igualmente hasta Ilici.
Lorenzo Abad (1984, 198) detectó también una contradicción en la reducción de Allon a Santa Pola: la mención simultánea de Illikitanos Limen23 –con seguridad Santa Pola– y de Alonai en un texto de Claudio Ptolomeo (II, 6, 14). Si aceptamos que son diferentes –lo que nos parece la opción más sencilla y lógica–, la segunda se queda de nuevo sin ubicación concreta. El orden en que Ptolomeo coloca las ciudades de nuestras costas parece abogar por una ubicación de Alonai inmediatamente al norte de la desembocadura del río Taber (=Tader, Segura), y entre ésta y la del río Saitabis. El desorden, sin embargo, es evidente, porque Saetabis aparece al sur del Illikitanos Limen y Lucentum aparece al sur de Carthago Noua, todos ellos enclaves de ubicación conocida y contraria a la que indica este autor. El orden en el que figura Alonai no nos parece aquí, por tanto, un argumento sólido en el debate sobre su ubicación.
Tengamos ahora en cuenta dos hechos: por una parte, Pomponio Mela, autor hispano del s. I d.C., al describir la costa de norte a sur, se refiere a Allon, Lucentia –es decir, Lucentum– e Ilici, en un orden que, si es correcto, coloca a la primera al norte de la segunda, dentro del Sinus Illicitanus (Schulten, 1922, 231-232; ídem, 1955; Espinosa, 1996). P. Moret (2000, 240) advierte, sin embargo, que Mela «ne respecte pas toujours une progresión géographique stricte du nord vers le sud», aunque nos parece algo exagerado afirmar que «l’ordre des noms des villes ne signifique rien chez cet auteur».
En segundo lugar, tanto Lucentum como Ilici son ciudades con estatuto jurídico –municipio de derecho latino pre-flavio y colonia inmune, respectivamente–. Queremos resaltar el hecho de que la única ciudad romana que alcanzó una categoría urbana privilegiada –municipio de derecho latino con Vespasiano, hacia 73/74– que conocemos en el Golfo Ilicitano, además de aquellas dos es, precisamente, la existente en término municipal de Villajoyosa.
La mención reiterada de Allon en las fuentes nos está indicando una mayor importancia de esta ciudad, en el contexto regional, que la de otras poblaciones, como bien apuntó M. Olcina (1990a, 184-185). De igual forma descuella el núcleo romano que nos ocupa, en el ámbito de lo que actualmente es le provincia de Alicante, tanto por el número de epígrafes –tan sólo superada por Ilici, Dianium y Lucentum, por este orden (cf. Abad y Abascal, 1991; Corell, 1999) – como por la categoría jurídica. Nos parece, por tanto, plausible identificar el topónimo sin ubicar y el enclave sin nombre, ambos privilegiados, porque además el análisis de las fuentes aporta sólidos argumentos a favor.
En cuanto a la isla mencionada por Artemidoro de Éfeso, quizá se trate de la de Benidorm, visible desde Villajoyosa, aunque no nos consta que estuviera ocupada en época ibérica. P. Moret rechaza esta posibilidad, argumentando precisamente que el análisis de las fuentes griegas indica que Alonís debía ser una isla habitada, con una cierta entidad poblacional, relacionada con las rutas marítimas, lo que choca –como él mismo apunta– con las condiciones naturales de las islas de Benidorm y de Tabarca: en efecto, ambas carecen de leña y de agua, la primera tiene fuerte pendiente y mal atracadero y fondeadero, la otra es peligrosa para la navegación y con mal tenedero (vid. Pérez Burgos, 1996, 179; Gutiérrez Lloret, 1999a, 91; y Espinosa, Sáez y Castillo, 2006, 52, con bibliografía anterior).




Las fotografías adjuntas son:
1ª- Colador etrusco de bronce de la necrópolis del Poble Nou, siglo VI a.C. (La Vila Joiosa. Arqueologia i museu. Museos Municipales en el MARQ).
2ª y 3ª- Santuario ibérico de La Mallaeta.
4ª- Santuario ibérico de La Mallaeta. (La Vila Joiosa. Arqueologia i museu. Museos Municipales en el MARQ).

 




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