martes, 27 de octubre de 2015

El dinero de hoy en Las Bahamas y en 1679 en un corral.



     Berthomeu Aragonés al morir en 1679, dejó el usufructo de todos sus bienes a su viuda Mariana Llorca. 

                                     Mujer del siglo XVII. Irene Martín a través de isiswardrobe.blogspot.co.uk

     La desconsolada viuda tuvo que hacer un inventario de todos los bienes, incluido el dinero contante y sonante, para entregarlo al notario, cosa que así hizo (aunque no de todo).

                                           Solicitud ante la justicia por ocultación bienes. Documento del año 1690 

     Pero al igual que en cualquier otro tiempo, el dinero era muy goloso y la señora no se pudo resistir a la tentación de ocultar una jugosa bolsa repleta de monedas de oro. 200 ducados o lo que era lo mismo 75.000 maravedís (El ducado era una moneda de oro; unidad de cuenta de los siglos XVI al XVII, equivalente a 11 reales castellanos o 375 maravedís, con un peso de 3,60 gramos). 

                                                         8 escudos de Carlos II. Año 1700

     La viuda escondió dicha cantidad enterrándola en el corral de la casa (de Orxeta o de Villajoyosa), después de tener el dinero durante un tiempo debajo de una pila (montón) de estiércol del corral, lo desenterró y las entregó a su sobrino, doctor en medicina, para que se las guardara, cosa que hizo delante de un testigo ya que la buena señora no se fiaba demasiado de su familiar.

                                                                                      La cuadra o corral

     Llegada la hora del recuento del capital, Dª Mariana, pensó que el testigo de la entrega podría fallarle y llamó a otras personas que se personaron como testimonio del control de caudales por parte del doctor Péres y su tía. Contaron los 200 ducados delante de los testigos y se las quedó el médico que poco a poco fue restituyéndolos a la viuda para de ese modo no levantar sospechas.

                                                                              Orxeta y su huerta
     La desconfianza de la viuda la traicionó ya que uno de los testigos se fue de la lengua y lo puso en conocimiento de Jaume Aragonés de Pedro, cuñado de la viuda y hermano del difunto, que la denunció por ocultación de bienes ante la Justicia de Villajoyosa por cuya corte tuvo que pasar Mariana en 1690 con 78 años de edad y también las personas que anteriormente fueron sus testigos y ahora los tenía en contra.
                                                               La calle Arxius del barrio antiguo de Villajoyosa


Se autoriza la reproducción de la información contenida en esta publicación, siempre que las fuentes sean citadas. El documento histórico se adjunta incompleto, si alguien está interesado en su totalidad tiene que ponerse en contacto con el autor de este artículo y blog.



   


martes, 20 de octubre de 2015

“Con el clero hemos topado”. Sin dinero no hay entierro.

La famosa frase no es actual ya que a principios del siglo XVIII ya se empleaba (por lo menos en Villajoyosa).

                                                               Entierro medieval. www.erroreshistoricos.com

El día 15 de febrero del año 1721, Nicolás Galiana, labrador de la villa de Villajoyosa, tuvo que vender un lidonero o almez para poder dar al muy reverendo clero de la iglesia parroquial.

                                               Documento de venta del lidonero para poder pagar  entierro . 1721

El pago solo fue un adelanto a cuenta del entierro del ya difunto de su hermano, ya que si no ponía por delante el dinero, no había sepelio y claro, ¡a ver que hacía con el cadáver! Porque sin los respectivos responsos de los representantes del Poder Celestial, era imposible dar tierra sagrada al hasta el momento ser impuro.

                                  httpblogdesantiagomartinmoreno.blogspot.com.es201305coches-funebres.html

Aparte del drama del pobre Nicolás, que al parecer solo tenía como familia al fallecido, su hermano Miguel, se le presentó la urgencia de obtener fondos en metálico para tal exigencia clerical y ese momento fue aprovechado por un vecino que ansiaba  hacerse con el derecho del agua de riego que ambos hermanos tenían por lo que juntamente con el mencionado árbol tuvo que vender el pequeño trozo de tierra que éste ocupaba y que además era paso de la acequia por la que pasaba el agua que regaba sus tierras sitas en la partida vilera de Les Jovades.

                                                                                    Lidonero y sus frutos

No solo se quedó Nicolás sin hermano, también se quedó sin lidonero, sin acequia, sin el derecho al agua y sin dinero, y es que ¡con el clero se topó!

                                             Ataúd. www.aquibergueda.cat



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