A veces, sin llegar a conocerlas, algunas personas odian o
por lo menos ven con rencor y malos ojos a otras por el mero hecho de ser
adineradas o de condición social influyente, formando de ellas un concepto
diferente de lo que realmente es o fue.
Así lo he percibido en alguna ocasión de algún que otro
individuo cuando se ha estado hablando o simplemente nombrando de pasada alguna
heredad o finca que antaño perteneció a la familia Aragonés y por ende la
actual casa museo de la Barbera.
Deseo que este escrito valga como pequeño homenaje a la
familia o saga de los Aragonés, que, según escritos y diversa documentación, vinieron
desde las montañas de Jaca en Aragón con las tropas de Jaime I en el siglo XIII
y se establecieron en el territorio que actualmente es Villajoyosa, perdurando
hasta el año 1992 en que falleció su último integrante sin dejar descendencia.
Convencido estoy de que, a lo largo de los siglos de
permanencia de esta estirpe, fueron diecinueve generaciones, alguno de ellos se
comportara de forma o manera despótica y abusiva, pero también otros que, a
pesar de su estatus social superior, supieron poner su influencia y calidad
personal al servicio del pueblo cuando éste los necesitó.
Como ejemplo de lo dicho en el primer párrafo de este escrito
están los hermanos Miguel y Cayetano Aragonés Urrios, asesinados por los
republicanos el 26 de septiembre de 1936 en la zona del Mascarat del término de
Altea, solamente por ser ricos de nacimiento.
Pero quisiera centrarme en un Aragonés que supo estar con el
pueblo de Villajoyosa en momentos dolorosos, tanto a nivel general como
individual. Este personaje fue Don Cayetano Aragonés Ortuño, nacido en marzo de
1668 y fallecido en el año 1748.
Cuando estalló la llamada Guerra de Sucesión en España
(1701-1714), a pesar que la mayoría de los pueblos y ciudades de la corona de
Aragón, de la cual formaba parte el Reino de Valencia, apoyaron al Archiduque
Carlos de la casa de Austria, Don Cayetano se posicionó a favor de Felipe de
Anjou de la casa de Borbón, que después sería Felipe V.
En el año 1704, la guerra no se percibía aún por esta zona y
el virrey de Valencia, marqués de Villagarcía, lo nombró capitán de la compañía
de milicias de Villajoyosa, cuya función principal era la de resguardar la
costa.
En octubre de 1706, el archiduque juró en Valencia los fueros
y fue consagrado monarca del Reino de Valencia, pero a partir del 25 de abril
de 1707 (batalla de Almansa), las tropas borbónicas empezaron a tomar parte del
Reino, aunque Villajoyosa fue la última villa en caer y no lo fue hasta finales
de 1708.
Siendo Villajoyosa, en general, partidaria del archiduque,
Cayetano Aragonés jamás ocultó su posición a favor de los Borbones, lo que le
llevó a sufrir las consecuencias de su apoyo borbónico. Él y su familia padecían
a diario los escarnios, la mayor parte de sus haciendas fueron destrozadas, los
insultos y burlas hacia ellos fueron constantes y hasta padeció una larga
prisión en el castillo de Santa Bárbara de Alicante. Aunque no sabemos las
fechas en las que estuvo recluido en la prisión, sí se conoce con exactitud que
el 23 de enero del año 1707 estaba en Villajoyosa, que aún era carlista.
Debido a las penurias de la guerra, falta de cosechas y otras
fatales consecuencias, el pueblo se hallaba sumido en la miseria y la falta de
alimentos era la constante diaria, tanto fue así que las autoridades se
reunieron para tratar la falta total de carne en el municipio (Véase: http://www.lavilaycomarca.com/2015/05/que-paso-en-villajoyosa-durante-los.html
) y recurrieron a los
Aragonés, Jaime y Cayetano, los cuales, a ruegos del consistorio, dijeron que
darían un carnero diario para las personas enfermas (recordar que estaban
siendo maltratados con sus familias).
Después de la caída de Villajoyosa ante las tropas
borbónicas, Cayetano fue nombrado alcalde, cosa más que lógica.
Otro capítulo en favor de Don Cayetano fue el que debido a la
amistad que tenía con el comandante general de Cartagena, intercedía por los
quintos o voluntarios que iban destinados a la ciudad departamental para
cumplir con las obligaciones militares (muchos de los voluntarios se alistaban
para poder comer, eran gente muy pobre). Muchas familias vileras acudían a los
hermanos Aragonés, Jaime y Cayetano, para solicitar ayuda, la mayoría por falta
de medios para alimentar a los hijos.
No dudaba el Aragonés en acudir a su amigo el comandante jefe, solicitando un mejorado trato e instalar en un buen destino a sus recomendados, aunque algunas veces la persona recomendada no estaba a la altura correspondiente (Véase: http://www.lavilaycomarca.com/2016/03/influencia-vilera-en-los-cuarteles-de.html )
Termino este escrito con la reflexión que cierra mi trabajo
sobre el primer Aragonés de la saga, Juan. “Sin ninguna duda… los Aragonés han
sido personajes fundamentales de una importancia total y con una influencia
decisiva, por lo que no se concibe la historia de Villajoyosa sin los Aragonés
ni la historia de los Aragonés sin Villajoyosa”.
Se autoriza la difusión y el uso de esta publicación siempre que se nombre la fuente